Grandes, grandes y tres veces grandes.
No quisieron perderse la cita. Quisieron rubricar sus nombres con letras de oro para gloria del Waterpolo Valenciano:
Álvaro Asensio, Álvaro Ruiz, Carles Fernández, Claudia Pereiro, Hugo González, Iago García, Jorge Ginestar, Lucia Prudencio, Mauro Sfamurri, Rodrigo Santos y su entrenador Guillermo González.
No quisieron pasar desapercibidos en Zaragoza. Quieren hacerse de señalar. No eran uno más y no sabían hacerlo de otra manera. Como unos señores se pusieron el smoking, se engalanaron e hicieron su puesta de largo con la que se presentaron en sociedad, se presentaron ante todos para decirles que son el Alevín y que son del Morvedre. Con resultados arrasadores dejaron claro lo que buscaban desde el principio sin el permiso de un árbitro que, desde el primer segundo, nos hizo saber quienes eran los anfitriones y quienes pagaban el evento y, por supuesto, quienes estarían en la final. Un injusto tercer puesto con trofeo incluido por detrás del Olivar y el Rubí que ganó el “Rafael Feliz” suavizo la amargura de un partido robado. Estos chicos están empezando a imponer su dictadura de juego y ya no se conforman con cualquier cosa. Rodrigo el muro, Rodrigo el Pulpo, SuperRodrigo lo para todo y lo que no para, lo para, obteniendo un trofeo al portero menos goleado del Torneo. Y es que estos jugadores lo quieren todo, lo entregan todo, hacen magia, se sacan de la chistera jugadas y goles que maravillan a propios y extraños. Son, posiblemente, la mejor sección Alevín del Waterpolo Valenciano actual.
Con el talento y el valor de este equipo, antaño otros, forjaron Imperios, dieron nombre a Naciones o acaudillaron ejércitos. Abrieron el libro de los grandes, al que solo tienen acceso algunos afortunados tocados de la mano de dios, e impartieron clase, dieron lección y sentaron cátedra.
Temblad, temblad, que de lejos se ve venir al Alevín del Morvedre y traen consigo los infiernos.
Grandes, grandes y tres veces grandes.